lunes, 28 de septiembre de 2015

HISTORIA DE UN RINCÓN SIN IMPORTANCIA 2

Como no hay que dejar que pase demasiado tiempo entre lo que se promete y lo que ha de cumplirse, aquí va la segunda parte del artículo que dediqué a la zona del Bosquecillo, que desafortunadamente para todos los pamploneses con algo de gusto fue arrasada por la combinación de los esfuerzos a lo largo del tiempo de los cuatro jinetes de la antiestética: Cisneros, Eusa, Ansoleaga y Urmeneta.

http://cronicasirreales.blogspot.com.es/2015/08/historia-de-un-rincon-sin-importancia.html

En él hablé largo y tendido sobre la destrucción de la airosa torre medieval de San Lorenzo, y también sobre la tala de los árboles más antiguos que quedaban en la ciudad, que fueron echados abajo para poner en su lugar un orinal gigante y una marquesina. A eso lo llamaron progreso. Incluso algunos PTV's lo siguen considerando así, y reconozco que por eso es bueno también que haya un sitio cerca donde poder eliminar las toxinas acumuladas en los riñones, porque viendo las barrabasadas que en su nombre cometen, no hay vejiga que lo resista...

Ahora echaremos la vista hacia atrás, y nos centraremos en toda ese espacio que pasa hoy en día tan desapercibido como el que traté en la primera crónica. Y es que poca gente podría siquiera imaginar que en la zona que se ve a la izquierda de esta fotografía, entre el portal de San Nicolás y la carretera que pasa por delante de San Lorenzo, estuvo situado el mayor convento de la ciudad: el de Santa Olalla, erigido en tiempos de Sancho VII el Fuerte y derribado por los castellanos tras la fugaz recuperación legitimista del reino por parte de Enrique de Labrit en 1521.


Quinientos años después, naturalmente, el lugar ha cambiado mucho, y no ya sólo porque no quede ni rastro de ese famoso monasterio, sino porque los elementos que ahora podemos ver, en su mayoría, tampoco formaron parte jamás de ese paisaje. Así, el citado portal de San Nicolás fue colocado allí en 1929, gracias a que no todos los responsables del patrimonio histórico que han ido pasando por el Ayuntamiento han sido tan mastuerzos como algunos de los (y de las) que hemos tenido la desgracia de padecer en los últimos tiempos.

Pero el portal, como su propio nombre indica, estuvo originalmente en lo que hoy es la avda. de San Ignacio (que por cierto no me importaría en absoluto que cambiase de nombre...), más o menos delante de donde hoy están los cines Carlos III.

Al derribar en los años 20 esa parte de la muralla, se guardaron las piedras retiradas del portal, y al final de la década se decidió reconstruirlo en la Taconera, y allí sigue desde entonces, últimamente un tanto "afeitado", porque al menos los de mi generación lo conocimos siempre de esta otra y cuasi selvática guisa:


Pero volviendo al convento de Santa Olalla -Santa Eulalia-, que pertenecía a la Orden de los Mercedarios, puede que sintamos la tentación de pensar que sería uno de tantos edificios que se han perdido y no han dejado prácticamente huella. Y no podríamos estar más equivocados, porque precisamente este complejo monástico -condenado a la piqueta castellana por estar situado fuera de las murallas de la ciudad, y resultar por tanto cuartel general perfecto para todo tipo de rebeldes y desafectos a la "pacífica anexión"- albergaba en su claustro una de las mejores representaciones pictóricas de la Danza de la Muerte que hubo en Europa.

La familiaridad de la sociedad medieval con la Muerte, sobre todo a partir de la terrible epidemia de peste negra en 1348, hizo que brotasen por doquier este tipo de obras artísticas que buscaban poner de manifiesto el tópico literario de la Muerte como igualadora de todas las clases sociales, que invariablemente aparecían representadas en una danza macabra "animada" por docenas de esqueletos que recordaban a quienes -sobrecogidos- contemplaban las escenas, que la vida terrena pasaba muy rápido...

La representación más famosa (que parece además que fue la que marcó la pauta de todas las demás a lo largo y ancho del continente), fue la que existió en el cementerio de los Inocentes de París. Pero a juzgar por la descripción que los mercedarios hicieron de la que había en su convento, la de Pamplona no se quedaría atrás, pues no en vano ocupaba las cuatro paredes del claustro, Es cierto también que al ser un descargo de agravios, redactado para que las nuevas autoridades castellanas indemnizasen la destrucción de su monasterio, los frailes pudieron exagerar algo, pero los detalles que aportan en su escrito son tan minuciosos, que probablemente sea totalmente cierto que en nuestra ciudad estuviese la mejor y más impresionante Danza de la Muerte de Occidente.

Por supuesto, algo demasiado tentador para permitir que se mantuviese en pie, al fin y al cabo esto es Pamplona, así que como ya quedó dicho, y viendo que el ejército franco-navarro se había acantonado en el convento en mayo de 1521, los castellanos decidieron derribarlo tras su victoria en la batalla de Noain, el 30 de junio de ese mismo año.

Perdimos entonces esta increíble joya del arte medieval, que hoy sólo podemos imaginar leyendo el memorial que os adjunto, cuya redacción medieval no he querido apenas tocar. En esta especie de "quien es quien", hubiéramos podido conocer a muchos de los protagonistas de la baja edad media navarra, desde el rey hasta el más mísero de los labradores. Y todo ello aderezado por muchos árboles y jazmines. Pero no sólo eso, sino también muchos otros detalles de carácter etnográfico, como esos "Perosuciales y Marisuciales", que tienen toda la pinta de ser los antecedentes más antiguos de las comparsas de gigantes y kilikis sin las que no se entiende casi ninguna fiesta en Navarra. Por no hablar de la también rarísima Danza de Animales que animaba el conjunto, o de ese "hombre salvaje" de nombre evocadoramente vasco "¿Begi izan?", que recuerda poderosamente a la mitológica figura del Basajaun, y que hoy son, como el resto de sus hermanos pintados en el muro, nada más que palabras en un mohoso legajo. Concretamente en este:

PAPELES SUELTOS.—LEGAJO  25.—CARPETA  43.—AÑO  1521. 

Relación y prueba de lo que valía el Convento de Santa Eulalia de 

Pamplona, sus retablos, pinturas y demás accesorios al tiempo que 
se destruyó por mandato del Conde de Miranda, Virrey de Navarra 
por causa de las guerras con Francia. 

«Al lado de la pared de la dicha yglesia hacia la parte de Sant 
»Lazaro estaba un porche y había en él una danza de animalias de figuras 
»tan perffectas y hechas de buena mano proporcionadas y pintadas de pin- 
»cel al haceyte y en el principio de la dicha danza estaba una figura co- 
»mo de frayle con un escripto de hasta nueve ó diez reglones en lengua 
»castellana exortando y llamando á todos los que quisiessen yr á ver 
»aquella danza nueva y sentencias harto buenas. Y luego estaba la mona 
»por tamborín y el gato por Rabitero. Y el raton por atanbor. Y estos tres 
»tenia un rétulo deziendo que era grosero y material quien á tal son no 
»sabía Danzar. Y luego estaba por guía de la dicha danza el asno y des- 
»pues tras él el leon. Y luego el buey. Y despues el puerco. Y tras él el 
»caballo. Y luego la mula. Y despues el cabron y despues el perro. 
»Y despues el raposo. Y despues el lobo. Y despues la sierpe.
»Y despues la obeja. Y despues el camello. Y cada animalia de las 
»susodichas tenia sobre si dos versos en lengua castellana escriptos de- 
»clarando su condición é inclinacion natural. 

Y despues luego estaban tres figuras de marisuciales y su hija y perosuciales con una bota de vino como qe estaban bebiendo y con sus escriptos en versos castellanos sig- 

»nifficando el contentamiento y gloria que tenia en tener la bota llena de 
»vino y tenerla assi en medio. Y despues de esto estaba el autor con un 
»escripto de quatro renglones en lengua castellana,. &c. 

 lt que junto á la susodicha yglesia hàbía unas claustras 

»que tenian de hueco en largo cinquenta y cinco codos y de ancho siete 
»codos y en el medio su jardin cercado de piedra picada.» Dentro había 
diferentes árboles, todo rodeado de gessemines. En los cuatro cantones 
habia 4 pilares de piedra y de ay arriba su rexado de cobre labrado y su 
escalera de tres ó quatro escalones para subir al jardín del medio con 
su puerta. » 

Y dentro en la claustra comenzando en la puerta de la yglesia por 

»donde entraban á las dichas claustras á mano ezquierda estaba una figura 
»ó personage del Sumo Pontiffice de Pontiffical tan grande como un hom- 
»bre pintado de pincel al hazeyte con un Rétulo grande de letra gruessa 
»de quatorze Reglones con sentencias y dichos muy buenos de la Sagrada 
»escriptura como en metros declarando la grandeza y poderio que Dios le 
»dió en la tierra y glorificándose. Y despues del estaba la figura de la 
»muerte pintada respondiendole al Sumo Pontiffice en otra Santa (?) de 
»escriptura y reglones, menazándole con sentencias del decreto y Sagra- 
»da escriptura y abisandole que hera mortal y que le sacaria en brebe des- 
»te mundo, 

Y luego inmediato estaban quatro personages de Cardenales 

»tambien gloriandose de su poder y deziendo que heran continuos y con- 
»sejeros de la Corte y Casa del Sumo Pontiffice. Y como pribados suyos 
»que faborecían á quienes les diesse dineros. Y luego despues estaba la fi- 
»gura de la muerte respondiendoles con palabras y sentencias sacadas de 
»la Sagrada escriptura menazandolos y aconsejandolos lo que habian de 
»hacer y certifficandoles que les sacaria en breve deste mundo. 

Despues estaban otros tantos de arzobispos y obispos jactandose y gloriandose 

»del gran poder que la Yglesia les estableció y como heran obedescidos y 
» honrrados y como á los que les yban á visitar con pocos dineros les man- 
»daban hechar á palos y que en este mundo tomarían mucho plazer. 

Y luego estaba la muerte Respondiendoles y declarandoles el serbizio y dili- 

»gencia qe heran obligados de poner en la yglesia y como buenos pastores 
»Regir sus obejas y Repartir sus bienes conforme al decreto con pobres, 
»abisandoles qe los sacaria en brebe deste mundo. Y despues destos esta-
»ban quatro canónigos tambien gloriándose del cargo qe tenían de Regir las Yglesias cathedrales y de la segura vida que tenían sin mendicar y andar por puertas agenas. 

Y asi que acabarían sus dias en este mundo tomando 

»mucho buen plazer. Y despues destos estaba la muerte Respondiendoles 
»de la obligación que tenian y de lo que hazer debian. Luego estaban cin- 
»co frayles gloriándose que heran maestros en theología y porque fuesen 
»preciados y honrrados que estudiaban cada día. Y despues dellos estaba 
»la figura de la muerte acusandoles que heran transpasadores de su Regia 
»y que irian al infierno sino guardaban su Regla. Y despues dellos estaban 
»otros tantos capellanes y tras ellos la muerte. 

Y despues dellos estaba una figura de Sant Sebastian assaetado con muchos sayones ó Indios al 

»Rededor con sus arcos y ballestas. Y cabe ellos un frayle hincado de ro- 
»dillas y haziendo su oración. 

Y despues estaban otros tantos de Emperadores y Reyes deziendo qe heran Dioses en la tierra obedescidos de todos y que señoreaban a cualquiera. Y á los inobedientes, qe 

les quitaban las haziendas y vidas. Y luego tras ellos estaba la muerte exortándoles 
»como habian de Regirse y ni por cobdicia ni por affecttion ni odio no de- 
»jassen de hazer justicia y que no fatigasen á los pueblos certifficándo- 
»les que los sacara en brebe de este mundo. 

Despues estaban otros tantos de escuderos, caballeros, Condes y Duques también gloriandose del 

»poder y pribanza que tenian con los del estado Real. Y despues dellos 
»la muerte exortandoles como habian de padescer serbiendo al Rey y por 
»el pueblo y por la fé morir. Y despues destos estaban otros tantos de la- 
cayos ó soldados gloriandose de su hidalguia y vida que hacian y signiffi- 
»cando qe mas curaban de rapiñar y robar á la Reyna y á los labradores 
»su hazienda que no de servir al Rey. Y luego la muerte menazándolos 
»que no debían de Robar ni lo ageno por fuerza tomar certifficándoles que 
»si assi no hiziessen irian al ynfierno. 

Y despues destos estaban los jueces y pleyteantes y los procuradores y abbogados gloriandose de su oficio y abisando á los pleyteantes que fuesen á ellos con artos daños que 

»aunque el pleyto fuese manco sino estaba declarado, ellos que harian 
»qe fuese sano con el garcisobaco. Y luego estaba la muerte menazándo- 
»les con el decreto y los qe assy hazian sin aprovecharles bullas ni confe- 
sores qe yrian al ynfierno. 

Y luego tras estos estaban otros tantos de 

»mercaderes gloriandose de las mercaderías qe 
trayan de tierras extraynnas y de los fraudes y engaynnos qe 
en su harte azia. Y luego estaba tras ellos la muerte amonestándoles si su arte no hera por logro ó cobdicia sino por amor benibolencia qe era buena y de mucha balia y amonestán- 
les lo qe habían de hazer. 

Y luego tras estos estaban otros tantos de boticarios gloriandose aunque no tuviesen medecinas saludables á la salud de los hombres, qe nunca dirían qe no las tenían por llenar de dineros 

»sus bolsas. Y tras ellos luego estaba la muerte certifficandoles qe 
sino usaban bien dichas medecinas qe irian al ynfierno. 

Y tras estos estaban otros tantos de cirugianos y médicos y enfermeros alabándose de su scien- 

»cia y de su manera qe á todos daran esperanzas de sanarles por no per- 
»der los dineros qe esperaban haber dellos. Y luego tras ellos estaba la 
»muerte avisandoles si por no saber ó no conocer las dolencias mataban 
»á los enfermos que no habria absolución sino condigna restitución y pe- 
»nitencia. 

Y tras estos estaban los pescaderos y carniceros gloriándose 

tambien de su arte de vivir y de los engaños qe hazian y como á los que 
»le llebaba el oro como les embian con lodo. Y tras ellos luego estaba la 
»muerte Reprendiendoles del falsear qe hazian en los pesos. Y como ven- 
»dian mala cosa por buena. Y si no hazian Restitucion y penitencia en es- 
»te mundo qe irian á purgar al ynfierno. 

Y luego tras estos estaban otros tantos de taberneros llamando que todos fuessen alli á beber que por tontos que fuessen mejor qe en los estudios les mostrarian en todas len- 

»guas ablar. Y luego tras ellos estaba la muerte acusándolos de los enga- 
»ños qe hazian en mezclar agua con vino y el mal vino con bueno. 

Y tras ellos otros tantos zapateros gloriandose qe 

heran honrrados de ser llamados de tantos buenos. Y de los engañños qe 
hazian en vender la badana por cordovan. Y el mal cuero por bueno. Y luego tras ellos estaba 
»la muerte Reprehendiendoles lo qe malamente ganaban quan poco duraba 
»y las penas que por ello esperaban qe heran perpetuas. 

Y luego tras ellos estaban otros tantos de sastres tambien gloriandose de los hurtos 

»qe hazian con la tijera y pretestando qe no dexarian su condicion en hur- 
»tar quanto pudiesen. Y luego tras ellos estaba la muerte Reprehendien- 
»doles con el mandamiento de la Yglesia quien hurtare lo ageno que iría 
»al Ynfierno. 

Tras estos estaban los labradores, layadores, cavadores, 

tullidores, aradores y sembradores gloriandose del trabajo grande qe 
tenian y qe con su sudor á todo el mundo ellos mantenian teniéndose por 
»bienaventurados. Luego tras ellos estaba la muerte llamandolos por ma- 
»los cristianos porque no hazian bien los diezmos y primizias. 

Y luego tras ellos estaba una imagen de nuestra señora con un Rétulo grande de 

»escriptura de veynte y tres ó quatro Renglones en metros castellanos. Y 
»luego después de esta ymagen la persona del comendador que hizo aquel 
»monasterio hecha de pincel al hazayte y sacado al natural con otros veyn- 
»te Renglones en metros castellanos. 

Y luego despues estaba otra ymagen de San Miguel pesando las almas y con su Rétulo. Y despues estaba la muerte. Y despues estaban los angeles buenos y malos y cabe ellos 

»la figura de Dios Padre con el mundo en la mano. 

Las quales dichas tiguras estaban pintadas al hazayte de muy buena mano y en mucha propor- 

»ción y perffección con colores finos de diversas maneras y de la manera qe 
á cada estado y personage conbenian. Y las dichas sentencias estaban 
»escritas de una letra casi tan larga como un dedo de la mano del hombre 
»y gentil letra y proporcionada y de tal manera estaban las dichas senten- 
»das y letra qe no tomaban mas lugar los dichos y sentencias de los unos 
qe de los otros las cuales dichas escripturas y pinturas estaban por su 
»orden y concierto comenzando en un cabo de la claustra por todo el Ro- 
deo de las cuatro claustras qe estaban espalmadas y lucidas. 

Y sobre ellos escriptos y pintados todos los susodichos estados y personages y en ca- 

»da estado de los susodichos estaban quatro ó seys personages tan largos 
»como un hombre y despues la muerte. Y lo alto de las claustras estaba 
»cubierto de bobedilla á la antigua de puro iesso todo llano y de la par- 
»te de baxo espalmado y labado y despues pintado á la Romana con 
»la figura del sol y de la luna y estrellas y planetas y otras inven- 
»ciones &.ª» 

Reffitorio.  Todas las paredes del refectorio estaban enyessadas y 

enluzidas y en medio de la mesa de la cabeza estaba «un crucifixo grande 
»y muy deboto y otra imagen de N.tra Señora. Y luego muchos frayles de 
»la Merced pintados de pincel al hazeyte con muchos captibos y su cruz. 

A una parte representava como los sacaban de tierra de moros y de la 

»otra parte estaban muchos canónigos y clérigos y gente popular con su 
»cruz á manera de procession con diacono y sub-diacono y Sacerdote re- 
»bestidos como que recibian á los susodichos frayles de la merced y cap- 
»tibos. Y en la misma pared estaba una ymagen de Sant Sebastian con su 
»rétulo y escripto muy devoto en lengua castellana de letra gruessa qe 
tomaba todo el ancho de la cabezera del reffitorio en que rogaba al libra- 
»dor de los Santos padres que hubiesen piedad de sus confradres». 

Del refectorio á las  claustras habia un passaje.

»Hacia el cuerpo de la casa había otras claustras &ª....., En estas di- 
»chas claustras estaban ciertos perssonages de Sumos Pontiffices, Empe- 
radores y Reyes con mucha pompa y con rétulo de escripto gloriandose 
y deziendo qe heran Dioses en la tierra y qe 
señoreaban á cualquiera. 

Y despues estaban otras tantas de figuras de muertes con coronas y Rétulos 

»de Sumos Pontiffices emperadores y Reyes con un Rétulo inscripto bre- 
»be en que les dezia á los que estaban gloriandose:

«Tales fuemos como vos» 
«Tales sereis como nos» 

»Despues estaban otras figuras de Sumos Pontiffices emperadores 

»Reyes canonicos y frayles y mercaderes hinchados y como grandes se- 
»ñores y puestos como qe danzaban asidos de las manos y una figura de 
»la muerte los guiaba con un Rétulo qe 
dezia:

»Pues conmigo entrareis en la danza 

»Perdereis del mundo la esperanza

Y luego estaba un niño qe 

dezia: 

»En este guiador todos pensareis 

»Pues en el mundo poco estareys 

»Y había otras figuras de judíos y estaba otro niño puesto en la ago- 

»nía de la muerte con un escripto que dezia: 

»Fuerte fué la nuestra suerte 

»Que á todos nos lleva la muerte

»Las quales dichas figuras estaban pintadas de pincel al hazeyte de 

»muy buena mano con sus colores muy finos y los perssonages tan gran- 
»des como unos grandes hombres y los escriptos de una letra gruessa. 

desde las dichas claustras entrando por una puerta estaba otra puerta y 

»en ella la figura de un hombre salvaje con un bastón en la mano que en 
»su rétulo dezia: BEGUIZANT, &.ª» 

Después de leer esta descripción, no se puede sentir más que una inmensa pena por lo perdido, y aún reconociendo la dificultad de remedar lo que hubo, no me resisto a poneros la idealización que para mi novela "Causa perdida" (2015) dibujó José Luis Blanco:


El críptico Ingmar Bergman fue probablemente el último de los creadores del arte occidental que dio protagonismo a este tema en una de sus obras: la inmortal -nunca mejor dicho- película realizada en 1957 "El séptimo sello":



Pero dejemos a la triste Muerte en su lado del camino, y crucemos los diez pasos que nos separan de una de las mejores y más humildes llamadas a la vida que cada año se suceden en esta ciudad, pues no en vano el arbolico de San José madruga y adelanta en casi diez días al resto de los castaños de Indias del bosquecillo en su afán por dejar atrás el invierno y retoñar para una nueva  primavera. Si el claustro de Santa Olalla constituía sin duda un terrible "memento mori" -recuerda que tienes que morir-, este árbol se erige justa -y afortunadamente- en todo lo contrario: recuerda que estás vivo. Basta con pasarse por allí el 19 de marzo de cada año para comprobarlo...

Pero si lo hacemos, no olvidemos tampoco que tan solo unos metros más atrás, cuando allí había árboles de mucho mayor porte que los actuales, estos mensajeros de vida fueron empleados también para llamar a la Muerte, pues en sus ramas fueron ahorcados los tres bajonavarros que en 1687 robaron de su santuario la imagen del ángel de Aralar.

Como sin duda los ángeles poseen más memoria que los hombres, y nada menos que 328 años después de aquel desdichado suceso, cada mes de abril San Miguel sigue deteniendo su vertiginoso paso para recordarlos. Y lo hace casi acodado en el segundo crucero más antiguo que conservamos en Pamplona -el primero es el que hoy en día está en el Caballo Blanco-, que luce el lobo pasante de los Espinal en su escudo y cuya inscripción reza:

"Esta obra fizo facer
Martín de Espinal,
carnicero, vecino de la ciudad
de Pamplona, a honor y reverencia
de Dios y su santa pasión, para remisión
de sus pecados.
A XII de abril de mil quinientos
XXI años"

Es decir, que este crucero se alzó tan sólo cuarenta días antes de que el general Asparrós reconquistase la ciudad y expulsase a los castellanos -entre ellos al mentado Ignacio de Loyola- el 19 de mayo de aquel mismo año, y es por tanto el único monumento datado justo en esa mítica fecha, así que no me parece mal lugar en absoluto para recordar el último -de momento- mes de independencia que disfrutó el reino de Navarra en su historia.


Por si eso fuera poco, este es también el único lugar del mundo -junto con la parte alta de la puerta de Brandemburgo de Berlín, tal y como nos enseñó Wim Wenders- donde los ángeles quedan para besarse, así que quienes quieran experimentar besos alados (aunque con una s por delante también resultan de lo más agradable) ya saben a donde acudir...




Y del cielo al infierno, porque no de otra manera puede considerarse que en 1960, el Ayuntamiento (cuyo alcalde era Miguel Javier Urmeneta), decidiese seguir el camino emprendido por tantos otros bestiajos antes que él, y arrasar más de la mitad del Bosquecillo para levantar un emplasto que duele a la vista desde cualquier lugar que se lo mire: el hotel Tres Reyes. La excusa, como de costumbre, fue que "había que modernizar la ciudad", y lo hicieron a la tremenda, uniéndose Urmeneta en lamentable repoker a Cisneros, O'Donnell, Ansoleaga y Eusa

Con ello se cortó abruptamente y para siempre un parque de la Taconera que llegaba desde la Cuesta de la Reina hasta el Paseo de Sarasate, y lo que obtuvimos a cambio los pamploneses (ya que interpreto que en el hotel sólo se alojan turistas foráneos) fueron estas panorámicas tan bunkerizadas y "entrañables": 




Y eso que cuando yo era niño, todavía era más feo (el hotel, yo siempre he sido adorable):


Aunque no quisiera terminar esta entrada sin hablar de otra inquilina -hermosa y fundamental- de este lugar. Hoy está un poco más allá del portal de San Nicolás, justo donde debió alzarse el claustro de Santa Olalla, pero en otra época presidió ella sola la plaza más importante de la ciudad, cuando era una verdadera plaza, con el Teatro Gayarre cerrando el perímetro, y no un culo de saco abarcinado, sin sombra y sin gracia, abierto a la avenida de Amancio Ortega.


A la diosa de la Abundancia ideada por Paret me estoy refiriendo, más conocida por todos como la Mariblanca, tallada realmente por Julián de San Martín en 1798, y desterrada de la plaza del Castillo desde 1910 -con un interludio en la de San Francisco entre 1911 y 1926-,  para ser colocada (espero que "provisionalmente") en la Taconera en 1927.



Por tanto devolverla, si no a la fuente un tanto amazacotada diseñada por Paret, sí al lugar de honor que nunca debió perder en la pequeña historia de Pamplona me parece un acto de justicia estética. Total: es imposible dejar la plaza más fea -por dentro y por fuera- de lo que ya es gracias a la nefasta visión patrimonial de la alcaldesa Barcina, así que Mariblanca sólo puede mejorar un paisaje urbano tan contumazmente maltratado.

Y parece que no soy el único que lo piensa, si tenéis la paciencia de seguir este enlace y veis lo que dice el actual alcalde de Pamplona entre los segundos 46 y 59 del video: 


A ver si lo consigue. Desde luego rompería una linea de actuación/destrucción municipal que no diría yo que viene desde 1512, pero poco menos. En muchos campos puede que lo tenga difícil, pero desde  luego en el de respetar -aunque sea sólo un poco- lo que nos legaron nuestros antepasados, en absoluto. Bastará con que haga lo contrario a lo que de forma tan desdichada se acostumbraba a hacer hasta ahora en Pamplona.

¿Que la ciudad tiene problemas mucho mayores que resolver? Completamente cierto. Pero también lo es que no sólo de pan vive el hombre, y que pasar del reinado absoluto de los cubos de hormigón que "dialogan con el entorno" a hacer que se pongan en camino estatuas del siglo XVIII me parece una medida estupenda. Qué le vamos a hacer...

En cualquier caso es hora de poner fin a esta crónica, que si ha conseguido que a partir de ahora reparéis en detalles en los que no os habíais fijado cuando pasáis por este rincón sin importancia, una supuestamente simple zona de paso entre la ciudad nueva y la vieja, habrá conseguido de sobra su objetivo. 

Y quién sabe, quizás incluso podamos encontrarnos, porque al fin y al cabo yo siempre he estado allí...





© MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2015


miércoles, 23 de septiembre de 2015

PARAISO

Palacio Real de Barcelona, 23 de septiembre de 1461


¿Dónde está? No te importan ahora todas las reliquias de santos que se agolpan en tu mesilla, porque nada pueden hacer ya por ti. No: sólo buscas la piedra acanalada y blanca que cambia al color naranja cuando le da el sol. ¿Dónde está?

-¿Ha llegado ya el correo de Palermo? -vuelves a preguntar a quienes te rodean. Pero no saben qué contestarte, porque no saben de qué les estás hablando. Sólo saben que eres el príncipe de Viana, heredero por tanto del odiado rey Juan, y que estás a punto de morir. Que en semejante trance tu única preocupación sea ese condenado correo de Palermo no hace sino aumentar tu bien ganada fama de excéntrico. Pero a nadie le importan ya aquí tus locuras, sino encontrarte un sustituto para que la rebelión pueda seguir adelante.

Sellaste tu destino al negarte a reconocer a alguno de tus hijos ilegítimos como te pedían desde el Consejo de Gobierno de la Ciudad. "Bastante he sufrido como para desear que uno de mis pobres hijos pase por lo mismo que yo", les dijiste. Y desde ese mismo momento moriste para ellos, porque ya no eras útil para su causa.

Y están en lo cierto, porque la realidad es que no te importa su causa, sólo la piedra ¿Dónde estará? Hubieras jurado que la llevabas encima cuando el rey te obligó a abandonar Sicilia.¿Pero y si se quedó allá olvidada? La larga agonía te ha permitido enviar mensajeros a Palermo para que la busquen en el palacio que los normandos construyeron y ocupó tu madre, Blanca, cuando no podía ni soñar que un día llegaría a ser tu madre. Sí, allá, oculta en tu habitación debió quedarse. Nadie habrá podido robarla, porque nadie más que tú otorgaría valor a una simple piedra igual a tantas otras piedras.

Sólo tú. Sí: sólo tú se lo darías, porque sólo tú sabes de donde arrancaste esa piedra. Pero el correo de Palermo sigue sin llegar, y sientes que tu deshilachado corazón no podrá ya aguantar muchas más horas. Y podrías decirles a los que sólo esperan que mueras que a doce leguas de Palermo se encuentra el valle de Segesta, que casi pasa desapercibido entre otros valles similares, todos ellos resecos tras el llameante verano de esta isla. Pero que ese valle es distinto, porque alberga dentro de él la puerta de los Campos Elíseos, aquellos donde reposarán felices por toda la eternidad las almas inmortales de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos.

Ni una cosa ni otra has sido tú, pero no has sido tan malo como para no poder codearte con ellos soteníendoles la mirada, así que desde que percibiste que tus días estaban contados no has podido pensar en otra cosa que en la puerta hacía esos benditos campos, que es un templo antiguo de hechura perfecta y tal gracia en su sencillez que cualquiera de las mezquitas de los moros o las iglesias de los cristianos palidecen a su lado.


Allá el Dios supremo de los griegos habla por boca de los grillos, y los olivos hacen de su silenciosa guardia adoración perpetua. Allá la lluvia cae con el dulce ritmo que marcan las musas que habitan poco más arriba, en el teatro abierto al infinito. Muchas joyas viste en tu vida, pero ninguna como aquel templo, que te llama y te atrae con la fuerza atávica e irresistible de lo que siempre ha existido, existe y existirá.


Pero aún no es el momento y lo sabes. Tu espada golpea una de las columnas, que cede y resiste a la vez en medio de un febril chisporroteo metálico. Pero una lasca de piedra acanalada y blanca, que torna al color naranja cuando le da el sol ha saltado a tus pies. La recoges del suelo y la llevas contigo con la certeza de que será tu llave cuando el barquero venga a buscarte.

Y el barquero finalmente ha llegado, pero el correo de Palermo no. ¡Espera! Desde el puerto suben gritos hacia el Palacio Real:¡Ha llegado un barco desde Sicilia! Su capitán ha saltado por la borda y corre hacia donde el príncipe agoniza. Llega a la habitación con el resuello perdido, y pone en la mano de don Carlos la piedra solicitada.

Un rayo de sol crepuscular la hace cambiar de color y el último aliento del príncipe es de color naranja...



Y fue esto escrito el día del 554 aniversario de la muerte del Príncipe de Viana, Carlos IV de Navarra, que estuvo en Sicilia y comprendía la lengua de los griegos... 

© MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2015

martes, 8 de septiembre de 2015

SIGUEN SIN SABER


RTVE acaba de estrenar la serie "Carlos, rey emperador", que diz que trata sobre la figura de Carlos I de España y V de Alemania, que era como se le llamaba a este señor allá en los tiempos de la EGB.
 
Y sin rastro alguno de prognatismo, que el photosop telehistórico lo arregla todo

El verdadero Carlos I: que todo en la vida es cine, y los sueños, cine son...
 Más allá de comentar su poco o mucho respeto hacia lo que realmente ocurrió -no tiene sentido, pues no deja de ser una serie de entretenimiento y como tal puede tomarse todas las licencias históricas que les apetezcan a los guionistas, siempre que no traten de colárnoslas como auténticas, claro está-, o la labor de los actores y actrices (ayer desde luego el gran Eusebio Poncela se comió con patatas a todos los demás, sobre todo a los jóvenes), lo que a mí verdaderamente me sorprendió es la careta de presentación del Making of que emitieron justo después, titulado "El mundo de Carlos".

Y eso porque los asesores históricos -que supongo que serán los mismos de "Isabel"- volvieron a sacar a una vieja conocida de este blog, como podréis comprobar en las fotos que aporto como prueba de semejante barbaridad, que además esta vez cuenta con el agravante de alevosía, pues estaban advertidos de sobra como para no repetir tamaño error, y de hecho no volvieron a sacar la imagen ni en la segunda ni en la tercera temporada de la serie.

Así que ahora que la recuperan de manera tan equivocada como en la ocasión anterior, digo exactamente lo mismo que la otra vez: me parece un fallo historico tremendo si está hecho sin reparar en él, y una burla si está hecha adrede.

Quienes leyéseis en su momento esta entrada de mi blog:



ya estáis al tanto de todo. Y quienes no lo hiciéiseis, ahí tenéis todas las claves del asunto, que puede resumirse diciendo que si Isabel I de Castilla no tenía motivo ni razón alguna para rezar a la misma imagen ante la que juraban los reyes de Navarra -como cualquier mediano historiador debiera saber-, tampoco en un biopic de su nieto Carlos I, que sólo podía alegar el derecho de conquista de su abuelo Fernando, pinta nada santa María la Real de Pamplona, que supongo además que va a ser la única -y bastante etérea- referencia a Navarra que va a haber en toda la serie, y en eso también se parecerá a "Isabel", en cuyas tres temporadas apenas salió a relucir nunca este pequeño país del norte (parafraseando a Guardiola).


Ná, que el de atrezzo debía estar cansado aquel día....
 
Y regodeándose en el detalle del tocado y el moño, para que no haya dudas...
 
Riiiiiing: -¿Está Carlos? -¿Qué Carlos?

"Galga vestida de estameña" lo llamó Francesillo de Zuñiga
Aunque bien pensado casi es mejor así, porque da temblores pensar en la particular "óptica" que utilizarían en caso de llegar a  hacerlo. Mientras tanto me quedaré con haber podido disfrutar de la muerte del cardenal Cisneros (aunque eso suponga que Eusebio Poncela no vaya a aparecer más), porque el que esto escribe sigue sin perdonar al fanático orate de Alcalá de Henares que nos dejase sin castillos a los que poder trepar y en los que poder resguardarse de tanta estupidez contemporánea.

Y también, por qué no decirlo, porque si has crecido con determinadas ideas incrustadas en la cabeza desde que eras un crío de siete años, nunca -nunca- podrás ya ponerte de parte de Imperio alguno.





El mariscal Pedro de Navarra y George Lucas saben muy bien de lo que hablo, aunque cada uno de una manera completamente diferente, y las dos me parecen igual de aprovechables...

Cripta de los mariscales de Navarra en San Pedro de la Rúa de Estella


© MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2015

domingo, 6 de septiembre de 2015

SINCRONÍA


Alcanzó don Joseph de Apeztegui y Rada en su tiempo las dignidades eclesiásticas de canónigo y prior del cabildo de la catedral de Pamplona. Pero con ser esto más que suficiente para que su nombre no cayese en el olvido, su imponente condición física lo coloca a la cabeza de todas las generaciones de navarros que se sucedieron tras él, y aun de las anteriores, si exceptuamos al rey don Sancho VII el Fuerte, que quizás llegó a igualar su estatura.

Y es que la de don Joseph era tan elevada, que desde muy joven -y aprovechando su estado clerical- fue conocido por todos como "el altísimo". El mismo rey de las Españas, don Felipe V (VII de Navarra) quedó tan impresionado al verle, que le ofreció entrar a formar parte de su guardia de corps inmediatamente, pero nuestro paisano prefirió seguir sirviendo a Dios y rechazó -muy respetuosamente- la oferta del monarca.

Sea por esta o por otras razones, sumó desde entonces al de su magnífica planta, pues dicen las crónicas que era galán, y bien proporcionado, y no como esos gigantes que parecen ogros salidos de los cuentos, el don de ser capaz de escuchar  conversaciones, músicas y sonidos que se estaban produciendo en el mismo momento, pero muy lejos de donde se encontraba. E intuir el porqué de esta maravillosa facultad es cosa vana, que no pueden llegar nunca los mortales a comprender los caprichosos designios y poderes divinos. Quizás a la Providencia le gustó el detalle de que don Joseph desdeñase la carrera de las armas por servirle en exclusiva, y como a muchos otros les ha ocurrido, quiso premiarle de este modo tan envidiable.

Aunque Apeztegui no podía poner en práctica su fantástica habilidad donde él quisiese, sino tan sólo cuando sin necesidad de encaramarse a los peldaños, besaba tan tranquilo el pie de la imagen de la virgen en la puerta del Amparo, que da acceso a la catedral desde el claustro. Los otros canónigos al verlo allí parado, pensaban piadosamente que el prior estaba únicamente rezando, cuando en realidad estaba escuchando cosas tan sorprendentes que nadie hubiese podido siquiera imaginarlo.

Oyó de esta manera el plan del príncipe protestante sueco don Olaf, que a cientos de leguas del reino de Navarra planeaba para el mes siguiente un ataque contra la católica ciudad alemana de Holstein, y pudo por tanto avisar por veloz correo a su burgomaestre para que se aprestase a la defensa, frustrando así los planes del hereje escandinavo. No menos extraordinaria fue su intervención para evitar el casamiento de la princesa Bárbara de Portugal con el británico duque de Norfolk, a quien había escuchado decir, allá en su Inglaterra natal, que mataría a la lusitana en cuanto pusiese el pie en la isla...

Y muchos otros casos de política internacional, que sería aburrido relatar de forma prolija resolvió don Joseph sin moverse jamás de su hermoso claustro pamplonés. Tantos que él mismo acabó cansándose de oír las necedades que los gobernantes de cualquier nación se empeñaban en cometer. Pero eso no supuso que renunciase a su don, sino que por el contrario decidió desde entonces dirigir su prodigioso oído a escuchar a los músicos que en aquella misma época estaban componiendo en la Italia y en la Germania las mejores melodías que los hombres hubieran podido disfrutar desde los tiempos del padre Adán.

Y de todos ellos, y tras muchas deliberaciones consigo mismo, el más destacado le pareció un clérigo veneciano apellidado Vivaldi. No había día que no intentase pasar don Joseph por el claustro hasta siete u ocho veces, con tal de pararse a escuchar las celestes creaciones de aquél maestro, que en su agua natal -no se puede decir tierra, tratándose de Venecia- no cesaba de escribir arias, conciertos y oratorios, cada uno más soberbio aún que el anterior.

Pasaron los años y fueron envejeciendo ambos, aunque no pudiese Vivaldi sospechar nunca que era escuchado desde tan lejos. Los canónigos pamploneses hacía tiempo que tomaban por loco a su prior, que pasaba ya todo el tiempo "rezando" ante su imagen predilecta. Hasta que un día, cuando todos se dirigían al templo para la ceremonia de laudes, vieron que don Joseph había pasado la noche de pie ante la virgen. No pudieron despertarlo porque estaba muerto.

Lo que nunca supieron es que en sus últimos minutos de vida tampoco hubieran podido hacerlo volver a este mundo, porque en ese mismo instante estaba Vivaldi dirigiendo a la Capilla de Música en la basílica de San Marcos de Venecia, así que lo último que escuchó Apeztegui fue su Larghetto del Concerto in Re maggiore para violín, y como no puede un humano acercarse más a la Gloria Divina que disfrutando de esta excepcional creación, el alma del gigantesco prior baztanés utilizó sus notas para subir definitivamente al Cielo que tantas veces el veneciano le había hecho entrever.

Su cuerpo, no obstante la mengua de la vejez, quedó en la Tierra, y como seguía siendo tan alto como lo fue en vida, tuvieron que utilizar para las exequias dos de las tumbas -en sentido longitudinal- que en la cripta de la capilla Barbazana servían para enterrar a los demás canónigos. Y allí sigue descansando, para quien quiera rezar una oración por su melómana alma y por su hercúleo cuerpo, bajo esta sobria inscripción:

        AQVI ESTA SEPVLTADO D. JOSEPH DE APEZTEGVI, PRIOR DE ESTA SANTA YGLESIA. MVRIÓ EN EL LVGAR DE ERRAZV EL DIA 2 DE MARZO DE 1746. 
R. I. P.



Lo que no se ha llegado a saber, ni con todos los medios que la tecnología moderna pone a nuestra disposición hoy en día, es si esa misteriosa "puerta dimensional" junto a los pies de la virgen del Amparo sigue abierta, quizás porque no ha vuelto a haber ya navarro ni navarra que mida lo suficiente como para poder llevar a cabo tan apasionante investigación musicológica. 

De lo que no puede haber duda ninguna es de que tanto Apeztegui como Vivaldi fueron dos grandes hombres.

Grandísimos.





© MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2015