martes, 23 de febrero de 2016

MAESTRO

Refectorio (en construcción) de la catedral de Pamplona, 23 de febrero de 1328

-Este imponente salón, ornado de tantas maravillas, hubiera sido sin duda un lugar más adecuado para la coronación, hermano Juan Périz de Estella.

-Gracias, hermano Guillermo de Baskerville, pero no sabíamos cuando empezamos a edificarlo que Navarra tendría nuevos reyes que precisasen de un lugar tan majestuoso como este para sus ceremonias. Dios dispuso que el rey Carlos el Calvo muriese repentinamente allá, en su palacio de París, y que doña Juana y don Felipe fuesen elevados al trono que sus antepasados ocuparon en Pamplona.

-¿Repentinamente, decís? No sé... Pensadlo bien: primero murió el rey Felipe (IV de Francia y I de Navarra), y luego han ido bajando sucesivamente a la tumba sus tres hijos varones (Luis, Felipe y Carlos), hasta extinguir la dinastía Capeta. Hay hasta quien sospecha de una maldición dictada por Jacobo de Molay, el último gran maestre de los Templarios, mientras ardía en la hoguera...

-Sí, yo también he oído ese cuento de viejas, pero dudo muchísimo que alguien tan versado en ciencia como vos le dé crédito alguno. No hay maldiciones, sólo comportamientos humanos que se desvían de lo que las Sagradas Escrituras prescriben. Además, a Navarra esos acontecimientos tan luctuosos de los que habláis apenas nos afectan, porque la sangre originaria de nuestros verdaderos reyes corre por las venas de Juana, hija de Luis el Hutín, nieta de Juana de Navarra, bisnieta de Enrique el Gordo y tataranieta de Teobaldo I el trovador. Hagan en Francia lo que quieran, que nuestras Cortes ya han escogido legítimos monarcas.

-Ni creo ni dejo de creer, solamente dudo, que me parece que es la única opción de los verdaderos sabios. Pero desde luego que es curioso este reino vuestro, hermano Juan. Yo, que he recorrido toda la Cristiandad, no he visto que un país tan pequeño dé tanta guerra, porque oponerse a los designios de Francia sería visto por muchos como una auténtica locura.

-¿No lo diréis por el vuestro, hermano Guillermo? Porque mejor que yo sabéis que Inglaterra un día sí, y otro también, combate a Francia con todas las armas a su alcance. Pero no os negaré la razón, que es vuestra isla reino poderosísimo, en comparación con nuestra pirenaica nimiedad. Por eso también tenemos nosotros mucho más mérito que vosotros, aunque como veis no desdeñamos lo mejor que puede ofrecernos nuestro tiránico vecino del norte: su arte. Ved si no el mural que el pintor Johan Oliver está preparando para culminar la decoración del conjunto. ¿No os parece que podría perfectamente adornar los palacios de París?


-Por supuesto, hermano Juan. Y también los del Papa en Aviñon, y estos con más lógica, pues nunca olvido una cara y recuerdo a un muchacho que aprendía su oficio en el taller del maestro pintor Pierre Du Puy. Lo que no recuerdo es su nombre...

-Me asombro de vuestra memoria, porque efectivamente ese artista que maniobra subido al andamio proviene de donde decís, y responde al nombre de Johan Oliver. Muchos cardenales me ponderaron su destreza, y salta a la vista que no me engañaron. Lo que me sorprende es que un franciscano como vos sepa apreciar el mérito que encierran unos frescos de este calibre. Pensaba que vuestra Orden sólo daba importancia a la Naturaleza...

-La Belleza está en los ojos de quien mira. Nuestro padre Francisco amaba a los animales, sí, pero también las obras hermosas de los hombres, y más cuando en nuestros tiempos no abundan en demasía. Este edificio vuestro es hermoso, y ese mural dejará memoria amable de vos  cuando sólo seáis ceniza bajo las losas del claustro, porque veo que habéis hecho pintar vuestro nombre ahí, bajo los pies de los músicos y las juglaresas...

-¿Os sorprende que aparezcan mujeres músicas tan cerca del Crucificado?

-Al contrario, Cristo fue muy amigo de las fiestas y de las mujeres. Ahí está el ejemplo de las Bodas de Caná o de María Magdalena.

-No sé, hermano Guillermo, son terrenos teológicamente espinosos, porque ni en ese pasaje ni en ningún otro del Nuevo Testamento se asegura que Cristo siquiera que riese un poco. Y en cuanto a las mujeres... Vade retro! Nuestro archivero e insigne biblista, don José Goñi de Gaztambide podrá explicároslo mejor que yo.

-Es a él a quien precisamente quiero visitar. Me alegra haber coincidido inopinadamente con estos fastos de la coronación de vuestros reyes, pero realmente lo que buscaba al viajar hasta Pamplona es la traducción del Corán que un paisano mío, Roberto de Ketton, compuso en la paz de vuestro cabildo hace 150 años. Y si de paso obtengo la dispensa de vuestro obispo para poder consultar la Vida de Mahoma que Eulogio de Cordoba leyó en vuestro monasterio de Leyre en el 857, mi curiosidad científica quedará completamente saciada...

-Con franqueza: veo difícil que logréis ese permiso, sobre todo teniendo en cuenta lo que suele acontecer a las bibliotecas que visitáis...

J. Goñi Gaztambide
-¿Os referís quizás a lo sucedido en una oscura abadía de la frontera entre Italia y Alemania cuyo nombre exacto es mejor mantener oculto de la memoria de los hombres? Porque si es así puedo  aseguraros que yo no tuve nada que ver con su incendio. Es más, estas marcas de quemaduras que podéis ver bajo mi hábito me las hice  tratando de salvar el mayor número de manuscritos que mi joven discípulo y yo pudimos acarrear entre nuestros brazos. Os digo que fue el fanatismo y la locura del monje Jorge de Burgos quién propició tal desastre, y no mi amor a los libros. Un sabio tan renombrado como Goñi de Gaztambide sabrá apreciar que lo que digo es cierto en cuanto podamos leer libros tan famosos como el "De Trinitate et Incarnatione", del obispo Pedro de París, el Beato de Sancho el Sabio, o el Liber Regum, que sé que constan en el catálogo de vuestra catedral...

-Y para que aquí sigan estando, aunque convenzáis con vuestra labia al bueno de don José de que os deje consultarlos, he de tomar mis medidas de precaución. Porque aunque admiro vuestra ciencia, recelo de que vuestra admiración por esas obras tan magníficas no os haga ser tentado por Belcebú para "distraer" alguna de ellas. Así que espero que no os disguste, pero ordenaré a Miguel de Zuazu, nuestro bibliotecario, que no os quite el ojo de encima hasta que abandonéis nuestro recinto. No es bien parecido, en el sentido que vuestro padre Francisco dejó descrito, pero sí que es muy competente en su oficio y procura mantener a raya a los jóvenes chantres que se desmandan en el scriptorium...

-¿Es aquél de allí? Su cara me suena....

PENITENCIÁGITE!

EL PASADO 20 DE FEBRERO MURIÓ UMBERTO ECO. NO TODAS SUS NOVELAS ME GUSTARON, PERO CON LA MÁS FAMOSA DE TODAS ELLAS DISFRUTÉ MUCHO, Y AÚN ME ACERCO MUCHAS VECES A SUS PÁGINAS. 
LA PELÍCULA QUE SE HIZO SIGUE PARECIÉNDOME LA QUE MEJOR MUESTRA -A TRAVÉS DE LAS EXPRESIÓNES DEL GRAN SEAN CONNERY- EL AMOR POR LOS LIBROS.



MOLTO GRAZIE, MAESTRO UMBERTO DA BOLONIA, COMENTARISTA DEL BEATO DE LIÉBANA.


 © MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2016

jueves, 18 de febrero de 2016

LACTEO

Artajona, 18 de febrero de 1429
Esplendor Medieval
Foto de Iñaki Larrea
-Mira que te lo advertí, Pedro. Sólo tú podías tener la ocurrencia de querer convertir en layador a un olitejo. ¡Pero si allí no saben lo que es una cuesta! ¿Cómo va a desempeñarse entonces bien el muchacho?

-¡Yo ya le digo que entrene en las escaleras del palacio, pero no quiere!

-Claro, ¡no quiere desnucarse! Más seso que tú ya tiene, ya, y eso que es un mocete. Lo que tienes que pensar es que cualquier día esta manía tuya de artajonizarlo nos va a traer un buen disgusto. Si se entera su madre de que lo tienes toda la mañana arriba y abajo subiendo y bajando del cerco, acabaremos en la mazmorra. ¡O en el cadalso, si el que se entera es su padre!

-¡A nadie le viene mal saber lo que es sudar subido en las layas para lograr el sustento diario, y a él, menos que a nadie, que lo hace sólo por deporte! Y otra cosa: en Olite tendrán el palacio más hermoso del mundo, no lo niego. Pero no hay en Navarra ni lo habrá en otras naciones, cerco de torres más airoso que el de Artajona, de eso estoy bien seguro.

-¡Será por el mundo que has visto tú, que no has pasado de Tudela! ¿Ves? ¡Ya se ha vuelto a caer mientras hablamos! ¡Cómo un Ecce Homo tiene ya las rodillas? Su madre acabará por no creerse eso que le decimos que se cae tantas veces del caballo, verás...

-Bah, el mocete es fuerte. Está un poco entecado por el trato que le dispensan, pero ya sabes que no le quito ojo, y que además se conoce que lo criaron bien cuando pequeño, ¿no es cierto, Johana?

-En eso llevas razón, Pedro, que si me eligieron a mí para tan importante labor por algo sería, aparte de por lo que a simple vista resulta evidente...

-¡Y tanto, que leche de príncipes llevas en esos pechos tan redondos que Dios te dio, Johana! ¡A ver quién de tus paisanas puede decir lo mismo!

-Ya se ve que se te pegan las lecciones de retórica y oratoria que recibe el zagal todos los días, ya... ¡Mira que eres bruto, Pedro!

-Lo que quieras, pero si tú lo has amamantado, y yo le estoy enseñando a galopar sobre las layas, más artajonés no puede salir don Carlos, así que cuando crezca ha de querer y considerar como suyo a nuestro pueblo mucho más que a Olite, que a Pamplona o que a la misma ciudad de Viana, cuyo principado ostenta.
¡Y malo será que la reina doña Blanca, agradecida, no nos perdone los impuestos o nos conceda algún regalo por nuestros desvelos!






Y como mi padre nos contaba que el suyo -mi abuelo- iba ¡¡¡andando!!! desde Zuazu de Izagaondoa hasta Artajona para layar los campos, y por tanto algo de layador debo llevar todavía dentro de mí, y además pienso que es Artajona un lugar muy hermoso, y casi todos los artajoneses que he conocido son de "muy buena lech", y compensan con creces a los de "muy mala lech" con los que yo haya podido toparme, dedico esta crónica a Fer, Pablo o Alfredo, por haber tenido la inmensa fortuna de nacer a la vera del Cerco, y les recuerdo desde aquí que sin duda fueron los cuidados que Johana y Pedro dedicaron al príncipe de Viana los que consiguieron que llegara a ser descrito de esta manera:



"Muy bello, muy sabio, muy sutil, y muy claro de entendimiento;
gran trovador, gran y buen cantador, cabalgador. Cumplido de todo amor y gracia;
Con mucha ciencia: todo el tiempo de su vida amó el estudio;
Fue verdadero y devoto cristiano, amable y juicioso en el trato con todas las gentes del mundo..."

Y yo os aseguro que todos los artajoneses y artajonesas que conozco, encajan perfectamente en esa descripción.


©MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2016