Disfrutando ayer del estupendo libro "Las claves de Izagaondoa" que mi amigo Simeón Hidalgo acaba de publicar, la conversación nos llevó al escudo de Evreux-Navarra que aparece en las pinturas murales de la iglesia de Ardanaz.
Me había fijado yo relativamente en él, y aunque en su momento leí el exhaustivo informe que las restauradoras Arantza Martinena y Marta Vidador, ahora no sé dónde puede andar guardado y no puedo saber si lo que voy a comentar ya lo trataron ellas o no. Si es así, les ruego que me disculpen.
El caso es que dicho escudo, que fue el de la monarquía Navarra entre 1328 y 1512, tiene su origen en el advenimiento al trono pamplonés de la dinastía de Evreux, cuyos primeros representantes fueron los reyes Juana II -que era la propietaria- y Felipe III, que era un importante noble francés, par del reino.
Por tanto, y sabiendo esa fecha ineludible, las pinturas que muestren ese emblema no pueden ser anteriores al año 1328. Desde ese momento, en multitud de soportes aparecerán tales armas, en señal de patrocinio regio o quizás simplemente por orgullo de presumir de nacionalidad.
Sí: creo firmemente que todos esos cuentos de que nadie se sentía navarro en aquella época, o de que el concepto de nación es un invento del romanticismo decimonónico, son sólamente eso: cuentos, y bastante más imaginativos que los que yo escribo.
El cuartelado de Navarra-Evreux fue pasando de monarca en monarca. Primero lo heredó Carlos II, luego Carlos III, después Blanca I, el príncipe de Viana, y finalmente acabo adoptándolo también la dinastía de Foix, probablemente porque toda la Cristiandad identificaba esas antiguas armas con el reino de Navarra, pues no en vano llevaban ya casi dos siglos representándolo por todas las cortes de Europa...
Esas armas han aparecido ya muchas veces en este blog, donde he defendido muchas veces también que a mi juicio deberían volver a ser las que campeasen en nuestra actual bandera:
Pero la forma de mostrarlas en Ardanaz varía sobre lo que estamos acostumbrados a ver en otras representaciones prácticamente coetáneas.
Así, si nos fijamos en el escudo de Navarra-Evreux que pintó el maestro Johan Oliver en el refectorio de la catedral de Pamplona en 1335 podemos ver la disposición clásica:
Y si lo hacemos en la representación heráldica de la iglesia de San Adrián de Olloki, aunque prescinde de la forma habitual de escudo, muestra también el habitual cuartelado Navarra-Evreux:
Pero si nos fijamos en el escudo de Ardanaz, veremos un cambio en la forma de representar las armas reales: y es que una bordura lisa y blanca rodea por completo el escudo. Recordemos:
Bah, una casualidad sin más importancia...
Pues no, porque a pesar de lo que muchas veces -sin tener ni idea- se sigue diciendo sobre los artistas medievales, éstos no daban puntada sin hilo y todo lo que hacían tenía un significado concreto. Prueba de ello es que el escudo que hace pareja a este del que estoy hablando -y que pertenece al señor de Grez- no muestra bordura alguna, por lo tanto ésta no puede ser un convencionalismo estético que el pintor utilizara para resaltar meramente el escudo Navarra-Evreux:
No, que va. Esa bordura blanca y lisa por supuesto que tiene un significado concreto, porque resulta que dos personas de la familia real navarra la llevaron sin duda alguna. Uno, el infante Pedro de Mortain, hermano del rey Carlos III el Noble, nacido en 1366 y que apenas residió en Navarra, siendo toda su vida el representante de su hermano en la corte de París.
El otro personaje fue Luis de Beaumont, hermano del rey Carlos II, nacido hacia 1335 y que sí pasó buena parte de su vida en Navarra, hasta el punto de que fue el gobernador del reino muchos años (al menos entre 1355 y 1361), mientras su hermano estuvo preso u ocupado con las guerras de Normandía. La documentación nos muestra que recorrió el reino de arriba abajo muchas veces, y que en Falces estuvieron a punto de acabar con su vida, por un quítame allá esos impuestos...
ARMAS DE LOS TRES HERMANOS EVREUX ©Iñigo Saldise |
Desafortunadamente no quedan muchas huellas histórico-artísticas que puedan ser puestas en relación con él. Tan sólo alguno de sus sellos cereos, donde puede verse con toda claridad la bordura llana a la que nos estamos refiriendo:
Así pues, y como de costumbre, saltándome todas las aburridas precauciones históricas que tan poco significan para este cronista, ahí dejo la posibilidad de que ese escudo sea el único recuerdo que ha llegado a la actualidad del conquistador de Albania, gobernador del reino y "fundador" por así decirlo de la parcialidad beamontesa, que habría de traicionar al rey de Navarra en 1512. Pero de eso él no tiene culpa ninguna...
Y si es así, me alegro mucho de que ese recuerdo de un guerrero medieval tan notable esté situado en mi querido valle de Izagaondoa.
Lo dicho, si acaso todo lo que he comentado ya lo decían las restauradoras en su informe, pido respetuoso perdón. Pero aunque así sea, agradezco a Simeón Hidalgo que me haya hecho evocar al infante Luis, con el que no me hubiera importado nada compartir aventuras albanesas.
Y, por supuesto lo más importante: acudid si podéis a ver el escudo y el resto de pinturas aparecidas en Ardanaz en el año 2002. No os arrepentiréis.
ARMAS DEL INFANTE LUIS DE BEAUMONT |
© Mikel Zuza Viniegra 2014