lunes, 30 de mayo de 2016

SCHERZOS





COMO SIEMPRE, APURANDO EL ANUNCIO EN MI PROPIA CASA, PERO EL CASO ES QUE AQUÍ OS PRESENTO MI NUEVO LIBRO, QUE PARA VARIAR TRATA SOBRE LAS PERIPECIAS DE  MÚSICOS ANTIGUOS, Y NO SOBRE LAS CUITAS DE LOS REYES DE 
NAVARRA (AUNQUE TAMBIÉN HACEN -O QUISIERON HACER- ALGÚN CAMEO). 

SI NO ME EQUIVOCO, Y CONTANDO LAS ANTOLOGÍAS, HACE EL NÚMERO OCHO DE MI PRODUCCIÓN LITERARIA, LO CUAL ME HARÁ INEVITABLEMENTE CORRER EN BUSCA DEL NUEVE, QUE PARA ESO ES MI NÚMERO FAVORITO. 

ESPERANDO QUE OS GUSTE MUCHO, OS DEJO CON UNA DE LAS MÚSICAS QUE SUENAN -Y TAMBIÉN SUEÑAN- EN ÉL:



© MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2016


viernes, 27 de mayo de 2016

FELIZ CUMPLEAÑOS PRÍNCIPE

Olite, 29 de mayo de 1431

Cumple hoy el príncipe de Viana diez años, y aunque su madre doña Blanca dio aviso -él nunca se acuerda- a su marido don Juan para que estuviera presente en la celebración, un mensajero llegó anoche anunciando que el rey siente no poder acudir al festejo debido a los "importantes negocios" que le retienen en sus dominios castellanos.

No es que a ella le sorprenda mucho esa ausencia, cada vez más frecuente, así que, como de costumbre, ha preferido adelantarse a la decepción de Carlos y encargarle un magnífico regalo que haga olvidar al niño que, a pesar de no verlo más que de Pascuas a Ramos, efectivamente tiene un padre.

Y ese especialísimo presente es nada más y nada menos que un impresionante dragón, como aquél que dicen que encontró su antepasado el rey Teobaldo cuando pasó por la Capadocia, de camino a Jerusalén. Ha comisionado para ello al mejor artista de la corte, don Gabriel del Bosch, para que investigue en los vetustos archivos de la corona navarra todo lo referente a esas maravillosas criaturas aladas, cuyo aliento de fuego espanta a los malvados y vivifica a los corazones dormidos.


Y sí, sí que en los polvorientos legajos halla el pintor datos desconocidos sobre aquella trovadoresca expedición, y mucho se sorprende de hallar un documento escrito de puño y letra por el propio Teobaldo I en el que afirma estar muy interesado en ofrecer matrimonio a una reina llamada Daenerys de la Tormenta, que al parecer vivía por aquellos pagos, y cuya intitulación dejaba en prácticamente nada la suya propia de Rey de Navarra y conde de Champaña, pues ella era conocida como "la que no arde, reina de Meereen, reina de los Ándalos y de los Primeros Hombres, Khaleesi del gran mar de hierba, rompedora de cadenas y -sobre todo- Madre de Dragones".

Y además de todo eso, era rubia y hermosa, que no son malas añadiduras, como cualquier pintor de corte medianamente informado sabe. Sin embargo nada decía el documento de cómo acabó aquel asunto, y por tanto sobre si don Teobaldo y doña Daenerys se llegaron a conocer. Lo que es peor: tampoco aparecían representados por ninguna parte aquellos dragones de los que la tal reina decía ser madre.

Esto contrarió especialmente a Gabriel del Bosc, porque no sabía muy bien donde inspirarse, así que fue  a contarle sus cuitas a doña Blanca, que además de ser rubia y hermosa, era también inteligente. mucho más desde luego que doña Daenerys, que a decir de muchos cronistas no hizo en su tiempo más que dar vueltas y más vueltas por la Bardena. Hay que ser lela: con el peligro que tiene el sol inclemente para las rubias...

El caso es que bien que sabía la reina de Navarra dónde podía hallar inspiración su pintor favorito, pues aunque mucha gente lo desconociese, había dragones en el corazón del reino a los que podría visitar sin problema alguno tan eximio artista.

A los que habitaban en el pavimento del salón regio del palacio de Tiebas se estaba refiriendo. Y doña Blanca los conocía perfectamente, pues muchas veces danzó descalza sobre su pulida superficie, apoyando su brazo en el de su primer novio, don Martín de Ayanz. ¡Ay! Cuantas veces se dice  a sí misma que hubiera sido mucho más feliz con él que con el sieso de su marido. Pero entonces ve corretear a su hijo Carlos por las galerías doradas de Olite y piensa que al menos ha salido algo bueno de tan resquebrajado matrimonio. Aunque eso no hace que -en su memoria- deje nunca de danzar abrazada a don Martín.


El salvoconducto de la reina abre por tanto las puertas de Tiebas a don Gabriel, y queda allí maravillado, como cualquier persona con un mínimo de sensibilidad y conocimiento artístico, de los dragones allí representados. Toma de ellos muchos bocetos y apuntes al natural que, más tarde, al abrigo de su taller en la rúa Mayor de Olite, va desarrollando para convertir aquel diseño en figura enorme y tridimensional, que entre  doce hombres han de llevar -bien cubierto por un telón, para mantener la sorpresa- hasta el jardín del palacio.

Allá, en presencia de toda la corte, y por supuesto de la reina, el príncipe de Viana, retira la sabana que cubre  aquel prodigio alado, y queda tan maravillado como el resto de la concurrencia, pues mueve  los ojos aquel endriago como si estuviera vivo, e incluso arroja fuego por su terriblemente dentada boca.

A media tarde se empeña el niño en que suban al dragón a la torre del Homenaje, para que todos en la villa puedan asombrarse con las llamaradas que el dinosaurio suelta. Y los chantres de Santa María y los de San Pedro no dejan de santiguarse ante portento tan grande.

Luego, cuando ya rendido descansa don Carlos al fin en sus habitaciones, feliz por haber recibido el mejor regalo que un príncipe cristiano hubiera podido soñar, doña Blanca da orden a su chambelán de que averigüe dónde para don Martín de Ayanz.

Y es que con mucha razón dicen que las llamaradas de un dragón vivifican a los corazones dormidos...



EFECTIVAMENTE, EL PRÓXIMO DOMINGO DÍA 29 DE MAYO, SE CUMPLIRÁN 595 AÑOS DEL NACIMIENTO DE CARLOS, PRÍNCIPE DE VIANA, AL QUE POR MUCHOS MOTIVOS Y DESPUÉS DE TANTOS AÑOS DE ESTUDIO, CONSIDERO YA COMO UN AMIGO. 

Y UNOS CUANTOS ANDAMOS METIDOS EN LOGRAR -NO SÓLO PARA ÉL, SINO PARA DISFRUTE DE TODO EL PUEBLO DE NAVARRA-, LA RESTAURACIÓN DE ESOS PRECIOSOS DRAGONES DE TIEBAS.


SEGUIREMOS INFORMANDO...






© MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2016

jueves, 19 de mayo de 2016

HOJAS DE CASTAÑO


Para los olitenses de adopción histórico-artístistico-sentimental como un servidor de todos ustedes, las noticias que Luismi Escudero periódicamente escribe en su estupendo blog El Olitense nos mantienen informados y nos llevan -estemos donde estemos en ese momento- de nuevo a la villa más hermosa del reino de Navarra, lo cual le agradezco yo sobremanera.

Estos últimos días nos ha mostrado los preciosos escudos de la portada del convento de San Francisco y, al volverlos a contemplar con atención, he recordado inmediatamente una de esas noticias tan bien expuestas que el citado blog contiene. Una de hace apenas dos años que nos hablaba del descubrimiento en las recientes obras de restauración de la capilla de San Jorge del palacio real, de una hoja de castaño perteneciente, casi con total seguridad, a la orla de un escudo que en aquel arruinado lugar hubo en su tiempo.

http://txokomaiteabi.blogspot.com.es/2014/08/donde-esta-el-escudo-del-rey-carlos-iii.html

En 1869, Juan Iturralde y Suit -que como veis vuelve a salir en estos desvaríos míos- y Aniceto Lagarde, todavía pudieron dibujar esas armerías, que estaban aún en pie. Pero entre ese año y la restauración del palacio a comienzos de los años 30 del siglo XX, la pared se vino abajo y lamentablemente ese testimonio heráldico de nuestro rey más importante, Carlos III, debió perderse también.



¿Pero y si no fue así?

Si contemplamos el dibujo de Lagarde de esos escudos de los que os estoy hablando, veremos que se trataba de los de la pareja real: el de Carlos III a la izquierda, con las armas de Navarra y Evreux en cuartelado, y las de la reina Leonor de Trastámara (su "muyt amada companneyra", como él mismo afectuosamente la denomina en muchos documentos) a la derecha, con un partido de Navarra, Evreux, Castilla y León.

Si nos fijamos bien, el del rey está rodeado por un collar de hojas de castaño (como la que apareció en la reciente campaña arqueológica), lo cual no es nada extraño porque ese collar es el de la Orden de Bonefoy, fundada por Carlos III para dar realce a su corte y cuya representación rodeaba por doquier a la familia real. Sin embargo hoy en día apenas quedan un puñado de imágenes de ese collar en Olite, y curiosamente ninguna rodeando por completo a las armas del rey.

Aunque no, eso no es cierto: sí que queda uno: precisamente el que corona la portada del convento de San Francisco, que a simple vista puede apreciarse que no formaba parte originariamente de la misma, sino que fue colocado allí en algún momento posterior, pues hasta interrumpe la perfecta alineación del resto de los sillares de la fachada.



En algún momento posterior, que muy bien pudo ser a partir de 1869, cuando todavía campeaba en el muro de San Jorge, y que alguien de buen gusto debió salvar de la ruina de esa parte del palacio. Efectivamente: mi hipótesis es que antes del derrumbe total de esa pared, o quizás justo después, se recogió ese escudo, último superviviente de la capilla palatina, y afortunadamente se recolocó en San Francisco, donde todavía se conserva.


Porque, como podéis, ver son exactamente iguales, excepto porque sólo tiene una hoja pendiendo del collar, y no dos, como al parecer pudo tener en San Jorge, porque como supondréis, creo que estos dos escudos son -quizás- el mismo.

De todas formas, como esa hoja volvió del olvido del tiempo hace dos años, quizás vaya siendo ya hora de reunirlas de nuevo...


Quisiera subrayar, no obstante, que hay bastante de imaginación en mis suposiciones: justo como a mí me gusta.

Reitero mi agradecimiento en cualquier caso a Luismi Escudero, por propiciar con su trabajo que mi fantasía se ponga en marcha. Aunque, sin que naturalmente sirva de precedente, creo que esta vez hay poco de fantástico y mucho de real -de regio al menos desde luego que sí- en mi averiguación... 

ADDENDA: 

Tenía una vaga idea sobre que esto de los traslados "inter-edificios" en Olite no era algo fuera de lo común. Y la consulta del Catálogo Monumental de Navarra me lo confirma, porque aunque a mí me cueste muchísimo creerlo, y opine que se equivocan, dan por bastante probable que la arquería que ahora está situada delante de la iglesia de Santa María, estuviera originalmente colocada delante de la de San Francisco, lo cual explicaría lo similares que son los escudos de las ménsulas que sostienen las figuras de la reina Blanca y de la Virgen María en la portada de ese claustro, y los de la portada de San Francisco de la que os estoy hablando. Cuándo pudo llevarse a cabo ese hipotético traslado, ya es más difícil de determinar, aunque se puede situar posteriormente a 1755, que es cuando se levantó el nuevo convento franciscano, que sólo aprovechó la portada exterior y varios sepulcros de la primitiva construcción.






     © MIKEL ZUZA VINIEGRA, 2016