jueves, 26 de julio de 2012

SANTA CATALINA DE BEROIZ II PAMPLONESA DE NACIMIENTO



 En muy contadas ocasiones, tratándose de asuntos de los que han transcurrido siglos, una X marca el lugar bajo el cual se esconde indefectiblemente el tesoro, como muy bien sabía el profesor Jones:

 

 Pero justamente hoy parece que es una de esas raras y felices ocasiones:

 

 Y ello gracias a dos informaciones que me han llegado, si no caídas de los cielos, supongo que sí con la venia de cierta señora nativa de Alejandría, que se las tuvo tiesas con todo un emperador romano...

 La primera de ellas es la que amablemente me proporciona mi amigo Simeón Hidalgo, secretario de la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa, que sabe tantísimas cosas sobre aquellos lugares y que además no le importa compartirlas.

 Si recordáis, en mi anterior entrada me ocupé de la talla medieval de Santa Catalina de Beroiz, que cuenta con la particularidad de ir enmarcada por una tabla pintada en la que aparecen representadas tres mujeres: dos monjas clarisas y una dama que responde al nombre de Catalina Garcia, como atestigua la inscripción que las acompaña.

 Intenté aportar una serie de posibilidades sobre cómo habría ido a parar esta imagen a Beroiz, si no había nexo de unión conocido, no ya entre el matrimonio L'Escluse-García (al que yo adjudico el encargo de la obra) e Izagaondoa, sino tampoco entre las monjas franciscanas y aquella zona.

 Bueno, pues al menos en este último punto andaba yo muy equivocado, porque como me advierte Simeón:

-"Resulta que estas tierras de Iriso y Beroíz, con toda seguridad las de Beróiz, pertenecían a las monjas de Sta. Engracia de Pamplona y como tal tenían el derecho de presentación del vicario cuando la sede parroquial quedaba vacante. El documento pertinente está en el Archivo Diocesano de Pamplona en Procesos. Secr. Treviño C/416- Nº 20 y tiene 78 folios. 

Su resumen es el siguiente: 

"BEROIZ - 1652
 Abadía vacante en Beróiz, por muerte de su poseedor, D. Carlos de Turrillas Iriarte. La presentación toca al convento de Sta. Engracia de Pamplona y su priora y monjas lo hacen a favor de D. Miguel de Mendía, abad de Iriso, siéndole adjudicada y uniéndose las dos abadías."

 Y me aporta otro dato muy interesante: y es que recuerda como la familia Larraya, que desde tiempo inmemorial vive en Iriso (pueblo vecino del de Beroiz), le contó como hasta hace unos años, unas monjas pasaban todos los veranos en aquella aldea...

 Ahí reside pues la relación entre las Clarisas del desaparecido monasterio de Santa Engracia de Pamplona (que desde 1804 y hasta hoy, se mantiene en Olite), y el humilde lugar de Beroiz.

 Pero aún hay más: al abrir hace un rato mi blog, me encuentro un comentario anónimo que dice lo siguiente:

-" Para atizar un poco más el fuego: El convento de Santa Engracia de Pamplona se hizo con el señorío de Beroiz a fines del siglo XVI (hacia 1580, por impago de deudas de su propietario Juan de Beroiz) y se mantuvo en su posesión hasta la desamortización de mediados del siglo XIX. Tras la demolición del edificio de Pamplona en 1794 las clarisas se habían trasladado a Olite".

Y esto ya es casi una confirmación total de mi teoría: que la Santa Catalina que se veneró en Beroiz llegó desde el convento de Santa Engracia de Pamplona, dueño de aquella aldea al menos desde el año 1580.

Probablemente el cambio de modas estéticas motivó que la imagen quedara arrinconada en su lugar de origen, hasta que alguna monja de buen gusto (en la época barroca, de tan horrible estilo artístico, también habría alguna más medievalizante, digo yo) decidió enviarla a Izagaondoa, para adornar con semejante joya el ajuar parroquial de su propiedad de Beroiz, que lamentablemente hoy en día está así por la incuria de sus actuales dueños, sean quienes sean:

 

Así pues, la hermosa Santa Catalina de Beroiz sería el único testimonio que nos ha llegado de los enseres litúrgicos medievales que guardaba el poderoso convento de Santa Engracia de Pamplona, erigido hacia 1230 junto al puente que todavía hoy lleva su nombre, al lado del que hoy conocemos como "de Cuatrovientos".


De su importancia nos habla el que fuese el primer monasterio de Clarisas erigido fuera de Italia, y también el que fuese constantemente favorecido por los reyes de Navarra y por los nobles y oficiales más destacados de su corte, como sin duda lo fueron don Jean de L'Escluse y su mujer, doña Catalina García.

Quiero agradecer nuevamente a Simeón Hidalgo y al anónimo (o anónima) comentarista de mi blog, su inestimable colaboración en la resolución de este pequeño gran enigma medieval. No cabe duda alguna de que Santa Catalina, que fue ella misma tan inteligente, favorece hoy y siempre a los que se estrujan las meninges en su honor. Sea su memoria por siempre bendita y alabada.

Y aunque todo haga indicar que esta Santa Catalina nació en la vieja Iruña, estoy bien seguro de que se sintió en Beroiz como en casa, como les ocurre a todos los que visitan Izagaondoa, que es lugar provisto de todo bien.

Y como esto no puede quedar así, me comprometo a dar toda la lata que sea necesaria, donde haga falta, para que esta imagen se exponga permanentemente en la inminente remodelación del Museo Diocesano. No faltaba más.

 

En memoria de mis tatarabuelos Salvador y Miguel Fermín Murillo, que nacieron y vivieron en Beroiz, y seguro que algo debieron pedirle también a Santa Catalina...

 © Mikel Zuza Viniegra, 2012