domingo, 12 de febrero de 2017

EN CAMINO

Castillo de Mont de Marsan (Gascuña), 12 de febrero de 1517

-Madre, ¿estáis segura de que os conviene permanecer en lo alto de esta torre,  a merced del helador viento de las montañas?

-¿Estás seguro de haber colocado mi silla mirando al sur, Enrique?

-Sí, justo en el mismo lugar desde donde tantas veces padre y vos misma me habéis enseñado el camino que lleva de vuelta a Navarra.

-Esa es una ruta que yo ya no podré emprender en vida, Enrique. A ti te corresponde recuperar lo que es tuyo por herencia y por derecho. Eres el príncipe de Viana, heredero de los Estados de Navarra y de Bearne. No lo olvides nunca. Naciste en Sangüesa, que es villa de las más importantes que hay en nuestro reino. Tus hermanos y hermanas nacieron también todos en él. Ellos y ellas te apoyarán para que cumplas el destino para el que naciste: Ana, Catalina, Juana, Quiteria, Buenaventura, Francisco, Carlos e Isabel. Sólo Martín, Andrés y Magdalena no podrán ayudarte. Los tres murieron. ¿Los recuerdas?

-A Andrés y Martín sí, madre. Murieron mientras intentábamos todos alcanzar el Bearne para no caer en manos del duque de Alba, el invasor enviado por Fernando de Aragón para invadir Navarra. Ni siquiera pudimos parar a enterrarlos como dos príncipes merecen, que tuvimos que seguir a uña de caballo mientras ordenábais que fuesen llevados a sepultar a Leyre, ese antiguo monasterio que tantas veces me  habéis contado que guarda los restos de los primeros reyes. A Magdalena, en cambio, no la llegué a conocer. 


© CÉSAR OROZ "¿POR QUÉ LO LLAMAN ANEXIÓN CUANDO QUIEREN DECIR CONQUISTA?"
-Era la niña más risueña que una madre haya parido nunca de sus entrañas, Enrique. Nunca la vi llorar, salvo cuando Isabel de Castilla exigió, como garantía de uno de aquellos chantajistas tratados con los que pugnaban por maniatarnos, que le fuese entregada como rehén. Las amenazas contra navarra en caso de negarnos eran tan fuertes, que tuvimos que ceder. Llevo su llanto clavado en mis oídos desde entonces, y veo la carroza en la que se alejaba de Pamplona cada vez que cierro los ojos. Nunca, a pesar de todas las veces que reclamamos que nos la devolvieran, volvimos a verla. Murió -o más bien la dejaron morir- en el castillo de la Mota. 
Ahora Isabel y Fernando están muertos también, y espero que Dios les haga pagar en el Infierno todo lo que nos hicieron. Así se lo pido yo todos los días mientras rezo. Así se lo he de volver a rogar muy pronto, en cuanto muera y esté por fin ante su presencia.

-No digáis eso, madre. ¿Qué haré yo si me faltáis también vos? No hace ni un año que murió mi padre, y sólo soy un niño...

-Pues si eres un niño, acuérdate de esos otros tres niños, tus hermanos, y también de cómo murieron. Haz acopio de fuerzas, busca aliados, los que sean, y cuando estés seguro de poder lograrlo, enfila por ese camino que lleva al sur, y haz que no haya localidad en Navarra, por pequeña que sea, que no grite "¡¡Enrique, Enrique!!", cuando vean que se aproximan nuestras banderas y estandartes. No puedo dejarte más herencia que la sangre que viene de aquellos primeros reyes que en Leyre custodian a tus hermanos. 
¿Me preguntas que qué harás? Decir a todos bien fuerte que eres el rey de Navarra, el lugar cumplido de todo bien que está al final de ese camino...


Y FUE ESCRITA ESTA HISTORIA EL DÍA 12 DE FEBRERO DE 2017, 5º CENTENARIO DE LA MUERTE DE LA REINA CATALINA I, ÚLTIMA REINA DE HECHO Y DE DERECHO DE LAS DOS NAVARRAS. 

EN MAYO DE 1521, EL SEÑOR DE ASPARROTS, EN NOMBRE DEL REY ENRIQUE II DE NAVARRA, RECUPERÓ EL REINO Y SU INDEPENDENCIA DURANTE UN MES. FUE LA ÚLTIMA VEZ. 
DURANTE LA REPRESIÓN POSTERIOR QUE LLEVARON A CABO LOS VENCEDORES DE LA BATALLA DE NOAIN, BIEN PAGADOS POR EL EMPERADOR CARLOS V, UNA DE LAS ACUSACIONES PRINCIPALES QUE SE HIZO A LOS Y LAS HABITANTES DE SANGÜESA Y DE MUCHAS OTRAS VILLAS Y LUGARES DE NAVARRA ES QUE HABÍAN SALIDO ALBOROZADOS A RECIBIR A LOS ENVIADOS DEL LEGÍTIMO REY AL GRITO DE "¡¡ENRICH, ENRICH!!"





© Mikel Zuza Viniegra, 2017